Aunque son animales desconfiados, tenemos la gran suerte de ser visitados por varios grupos de corzos (Capreolus capreolus), especie de cérvido más pequeño de Europa y Asia.
Es una especie que se ha adaptado a vivir en zonas de dehesas alternadas con superficies de cultivo, debido a que su alimentación se basa fundamentalmente en hojas y brotes tiernos de árboles pequeños y arbustos, además de alguna que otra baya.
Por ello, las fincas que rodean nuestro huerto, formadas por dehesas de encinas y quejigos en su mayoría y con varias parcelas dedicadas al cultivo de cereal extensivo, están habitadas por varias familias de corzos que se han acostumbrado al paso de los escasos coches que se mueven por los caminos aledaños a estos lugares en los que se encuentran a sus anchas.
En unos meses, podremos ver correteando a las hembras de corzo con sus crías, puesto que ya llevamos unos días observando la lucha entre los distintos machos del grupo así como el aumento de su característico ladrido.
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